Se podría decir que el gran público aún ve con cierto escepticismo al llamado metaverso. Algunos incluso asocian las recientes pérdidas bursátiles de Meta al renombrado de Facebook y a su repentino cambio de estrategia, haciendo de la realidad virtual su nueva bandera. De hecho, es más bien lo contrario, el largo reinado de Facebook en el campo de las redes sociales ha decaído de manera constante en los últimos años, muy especialmente en las categorias demográficas más jóvenes.

En el mercado del microblogging, Twitter ha sobrepasado a Facebook claramente. Instagram, una exitosa sub-marca de Meta (por fortuna para Zuckerberg), hace un uso mucho más eficiente de las publicaciones fotográficas. Y, más recientemente, TikTok ha conquistado el campo de los videos cortos virales. En el lado positivo, Facebook se ha consolidado como la principal red social para los adultos mayores de 50 años, y continúa ganando tracción en países en desarrollo, particularmente en India.

De social a virtual

En cualquier caso, hay síntomas claros de que el largo dominio de Facebook como red social se acerca a su fin, con un significativo descenso de usuarios activos ya admitido. Por tanto, no deberíamos asumir que los recientes números rojos en el mercado bursátil son resultado de la nueva estrategia comercial y al cambio de marca, sino más bien que ambas son consecuencia de varios años de declive.

El interés de Mark Zuckerberg por la realida virtual no es nuevo. Facebook sacudió la industria de los dispositivos VR cuando adquirió Oculus en 2014, y este mercado no a cesado de crecer desde entonces, haciendo de las gafas de realidad virtual un producto cada vez más accesible. Su ascenso ha abierto paso a nuevos mercados de consumo, como el de las cámaras de 360°. El reciente cambio de rumbo hacia el metaverso, que protagonizó por completo el evento Facebook Connect de 2021, y fue enfatizado con el cambio de marca a Meta, no es por tanto un acto desesperado, sino más bien parte de una estrategia planeada tiempo atrás. Zuckerberg divisó un territorio virgen completamente nuevo y decidió ser el primero en plantar pie en él.

¿Oportunidad o burbuja?

Pero entonces, ¿es éste un nuevo mundo de abundancias que conquistar? Has oído hablar sobre la realidad virtual desde hace mucho tiempo, no es un concepto nuevo. Ha estado siempre ahí, en películas recientes como Ready Player One o la más antigua El Cortador de Césped en los 90s. Pero sus orígenes se pueden remontar incluso a los estereógrafos del siglo XIX. ¿O qué decir del estrepitoso fracaso de los televisores 3D tras su breve popularidad alimentada por el éxito de películas como Avatar? Es tentador pensar que la VR será tambien rechazada por el gran público y permanecerá como esos curiosos gadgets que una pequeña minoria usa de vez en cuando para jugar.

Seamos más optimistas por un momento. Otras tecnologías disruptivas han cambiado nuestra vida diaria en los últimos 20 o 30 años. Internet, una evolución de la antigua ARPANET en los 60s, experimentó una fulgurante transición entre finales de los 90s e inicios de los 2000. Al principio, los usuarios de internet eran vistos como extraños geeks, y sin embargo ahora, cualquiera que no esté permanentemente conectado es considerado tan raro como un dinosaurio. En términos de negocio, siempre puedes seguir existiendo fuera de internet, pero estarás perdiendo muchas oportunidades y serás prácticamente irrelevante.

O, más recientemente, algo que todos podemos recordar con claridad. El uso cotidiano de internet y de los teléfonos móviles ya se había consolidado en todo el mundo a mediados de los 2000. Sin embargo, eran raramente utilizados en tandem. El teléfono seguía siendo usado básicamente para hacer llamadas, enviar SMSs, y quizá jugar a videojuegos muy simples. La irrupción del iPhone cambió esto por completo. Apple demolió el mercado móvil tradicional de un solo golpe gracias a su innovativa apuesta por la pantalla táctil, su pulcro diseño y su optimizado sistema operativo. Desde entonces, todos estamos permanentemente conectados a internet, recibiendo información, generando valiosos datos, y realizando una infinidad de actividades variadas en nuestros smartphones.

Algo más que señales prometedoras

Nadie sabe lo que nos traera el futuro, pero hay numerosos indicadores que muestran que la VR es una realidad.

• Las gafas VR están mejorando rápido. Mayor comodidad y resolución de imagen, acercándose exponencialmente a capacidad sensorial del mundo real.
• Vertiginosa proliferación de los accesorios relacionados con la VR, como las cámaras de 360°, cámaras 3D o los wearables hápticos.
• Eliminación de las distancias, la realidad virtual está ya permitiendo a muchas compañías ahorrar costes e incrementar su productividad.

Estamos ante lo que será una tercera fase de la evolución de internet, tras la inicial implementación centrada en los computadores personales y la segunda revolución traída por los smartphones. Cuanto más sencillo de usar sea, más personas lo utilizarán en su día a día, y así, se desarrollarán más aplicaciones y contenidos, creando un cículo virtuoso. El asombroso movimiento de Meta nos indica que creen que el punto de disrupción está cerca, y nadie conoce este mercado mejor que ellos.

Tu compañía puede esperar a ver qué pasa, quizá no tienes necesidad de prepararte para el metaverso, o no estás familiarizado con la XR. Esto mismo pensaron muchas compañías allá en los 90s, ignorando la inminente llegada de internet y desperdiciando valiosos años que les habrían permitido captar una porción significativa del mercado, simplemente habiendo jugado un rol pionero en la revolución de internet. Así lo hizó Amazon, por ejemplo.

Ahora volvemos a estar en ese momento, y los competidores que se adapten más rápido podrán conseguir una gran rentabilidad de sus inversiones. Podrías incluso crear un model 3D de tu negocio en un entorno virtual, pero también puedes prepararte para permitir a tus clientes teletransportarse instantánemente al lugar físico de tu negocio con call360. Porque el metaverso no se trata simplemente reemplazar el mundo real, sino más bien de eliminar las fronteras entre lo real y lo virtual, conservando lo mejor de ambos.